Palabras de AMOR en Lunes: Por Marshall B. Rosenberg

Por María Eugenia Manzano

Un lunes nuevo, gracias por permitirme este trozo de tu espacio.
Hoy es el primer lunes de junio, un tiempo en el que el verano sustituirá a la primavera. Los días escalarán en luz hasta que ya no puedan brillar más y luego desescalarán de ese máximo resplandor, en el vaivén que la vida dibuja, como en un oleaje.  Escalada y desescalada.  Máxima luz envuelta en ritos, en saltos de hogueras y en arena de playa. Junio es el mes de Juno, la reina de los dioses de Roma. Así que no es un mes cualquiera… Celebremos.
Te invito a explorar la gratitud. A habitar el agradecimiento pleno. Sin elogios por medio ni juicios. Con el corazón abierto. Gratitud recibida y ofrecida. Desde tu joya interior.
«No seas tan humilde, no eres tan grande», le dijo Golda Meir a uno de sus ministros. Tal vez nos sirva la frase.
Que tengas un lunes bonito y sea para ti un día bueno.
Que encuentres dos o tres motivos hoy para el agradecimiento.
Y que tú estés bien hoy.

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“Para muchos de nosotros, es difícil recibir el agradecimiento de corazón. No estamos seguros de sí lo merecemos o no, nos preocupa qué se espera de nosotros, especialmente si tenemos superiores que usan el agradecimiento para espolear la productividad o el rendimiento. Acostumbrados a una cultura en la que comprar, ganar y merecer son las modalidades estándar de intercambio, el mero hecho de dar y recibir con frecuencia nos incomoda.
(…)
Yo aprendí a expresar el agradecimiento de corazón con mi amigo Nafez Assailey. Él formaba parte de un grupo de palestinos invitados a una formación (…) y al final del taller se acercó a mí. «Esta formación será muy valiosa para nosotros, para trabajar por la paz en nuestro país. Me gustaría agradecértelo al estilo de los musulmanes sufís cuando quieren expresar un agradecimiento especial por algo.» Enganchando su dedo pulgar en el mío, me miró a los ojos y me dijo: «Beso el Dios que hay en ti que te permite darnos lo que nos has dado.» Y besó mi mano.
La expresión de gratitud de Nafez me mostró una forma diferente de  recibir el agradecimiento. Normalmente se recibe desde dos posiciones polarizadas. En un extremo está el egocentrismo, creer que soy superior porque se me ha agradecido algo. En el otro extremo, está la falsa modestia, negar la importancia del agradecimiento desprendiéndonos de él diciendo: «Oh, no es nada». Nafez me mostró que podía recibir el agradecimiento con alegría, con la conciencia de que Dios nos ha dado a todos el poder de enriquecer las vidas de los demás. Si soy consciente de que el poder de Dios manifestándose a través de mí es lo que me da el poder para enriquecer la vida de otras personas, puedo evitar quedar atrapado en el ego o en la falsa modestia.
Las siguientes líneas, atribuidas a la escritora Marianne Williamson, me sirven también como recordatorio para evitar la trampa de la falsa modestia:
Lo que más miedo nos da no es no estar a la altura.
Lo que más miedo nos da es que somos poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta.
Eres hijo de Dios. Hacerte pequeño no sirve al mundo.
No hay nada meritorio en encogerse para que los demás no se sientan inseguros cerca de ti.
Vinimos al mundo para manifestar la gloria de Dios, que está en nuestro interior; no se encuentra solo en algunos, está en todas las personas.
Y cuando dejamos brillar nuestra luz, inconscientemente damos a otras personas el permiso de hacer lo mismo.
Cuando nos liberamos de nuestro miedo, nuestra presencia libera automáticamente a los demás.”

Marshall B. Rosenberg
Comunicación NoViolenta

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