La enorme lista de preguntas de la oposición sobre la tragedia ferroviaria de Santiago recibió ayer escuetas explicaciones de los presidentes de Renfe y Adif en la Comisión de Fomento que intenta aclarar las causas del accidente. Julio Gómez-Pomar (Renfe) y Gonzalo Ferre (Adif) despacharon las dudas expuestas durante varias horas en dos intervenciones que duraron, sumadas, 16 minutos. “Yo no hice ninguna declaración ni en las primeras 24 ni 48 horas del accidente ni se me ha ocurrido inculpar a nadie. El trazado cumple con toda la normativa en vigor”, dijo Ferre. Algo parecido argumentó sobre las condiciones técnicas. “No ha habido ninguna modificación en la política de Adif sobre seguridad”. Y rechazó así el hecho de que los recortes presupuestarios hayan podido influir en el siniestro. Por su parte, el titular de Renfe, Julio Gómez-Pomar aseguró que su principal preocupación son “las víctimas”. Respecto a la cascada de preguntas sobre la seguridad que le formularon los grupos quiso delimitar su propio papel como presidente, “los sistemas de seguridad no los decide quién tiene la responsabilidad en un momento de liderar la compañía, sino un equipo de ingenieros y técnicos que se toman muy en serio la seguridad. Esta es la base sobre la que se debe producir la discusión y el debate”. Volviendo sobre su primera intervención para asegurar que todos los protocolos se siguieron. “He dicho que es una curva por la que el tren circula a una elevadísima velocidad. He intentado ser enormemente descriptivo y no valorativo, no nos corresponde hacer un análisis de las causas solo un retrato de los hechos”. Estas declaraciones de los responsables de los servicios ferroviarios de este país, así como las de la ministra de Fomento, resultan inaceptables e inadmisibles. Espero que en el juicio que se está gestando aparezcan como imputados los responsables de Renfe, Adif y el Gobierno, así como todos los que por activa o por pasiva han decidido que circulen trenes a 200 kilómetros hora sin medidas de seguridad y con la posibilidad de un despiste, desmayo, desatención, llamada telefónica o lo que sea del maquinista.Aquí estamos ante una negligencia clara e intolerable de los verdaderos responsables de seguridad de Renfe. Son ellos los responsables de lo que ha ocurrido. Y resulta increíble que esto haya sido posible en un país que se jacta de ser un líder en ferrocarriles. La carga y la responsabilidad de esta tragedia debe ser asumida por todos los responsables sin más. Eso espero de la acción de la Justicia. Porque no se puede tolerar que un despiste de un maquinista por recortes presupuestarios, aunque digan lo contrario, haya costado la vida a 79 personas y haya causado a otras tantas heridas físicas y psíquicas para toda la vida.