Palabras de A M O R en lunes. Por María Eugenia Manzano

Por María Eugenia Manzano
Por Pablo Milanés.

Este último lunes de noviembre te ofrezco unas palabras de A M O R que bien podría haber escrito el martes.
El martes 22/11/22 pasaron dos cosas. Una, que era el día de Santa Cecilia y la otra, que despedimos a Pablo Milanés.

De la primera me enteré a eso de media tarde con un mensaje de WhatsApp “Hola bella, ¿cómo va ese baile con la vida? En este lluvioso día de Santa Cecilia, patrona de la música, hemos improvisado un encuentro en casa. Vendrá Carlos con la guitarra a tocar a Silvio Rodríguez y bailaremos algún paso de salsa con Stefan. Si te encaja, ven a tomar un vino y a cantar y a bailar”. Ahí es nada.

La muerte de Pablo la conocí por la mañana, justo después del grito de ¡las ocho!, cuando en Radio3 Carmona puso Yolanda. A partir de ahí, el martes fue en bucle. Debajo del paraguas y con un frío que pelaba yo iba cantando a pulmón “miro tu cara y digo en la ventana” porque hay himnos que no pertenecen a un territorio sino a un momento vital y una se toma el permiso de ir gritándolo por la calle para que se enteren todos, si es que aún queda alguien que a fecha de hoy no lo sepa: Pablo nos cantó media vida.

Nosotros, en casa de Bea, terminamos versionando a Sabina, a Silvio y a Pablo y celebrando su viaje hacia la luz, mientras compartíamos lo mejor de todo, un martes tonto. Un día otoñal de esos en los que miro por la ventana y recuerdo una frase de mi hermano de cuando éramos pequeños (y no tanto) “Qué suerte tener casa”.
Tal vez lo que le podemos devolver a esta vida sea precisamente eso: transformar en memorable lo cotidiano. Y confiar en el milagro.

Que estas palabras te sirvan para hacer un alto en el camino.
Que conectes con tu corazón.
Respira.
Y que puedas seguir bailando.
Que estés bien.

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El breve espacio
Pablo Milanés

Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad,
en la cama su silueta
se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio
en que no está…

Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe, al día siguiente, lo que hará.
Rompe todos mis esquemas,
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio
de lo que da.

Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción
que comprometa su pensar.

Todavía no pregunté «¿te quedarás?».
Temo mucho a la respuesta de un «jamás».
La prefiero compartida
antes que vaciar mi vida.
No es perfecta
mas se acerca a lo que yo
simplemente soñé…

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