Palabras de AMOR en lunes. Por María Eugenia Manzano

Lunes, último de septiembre. En medio de un viaje muy largo, hago noche en el hogar. Todo está igual menos ellos y me doy cuenta de que hay ausencias que modifican el paisaje. El silencio de la noche intacto, igual que el horizonte rojizo, pero recojo las dos sillas vacías antes de irme a dormir. Despierto con la lluvia, me ducho. Antes de cerrar la casa, reviso todas las luces y puedo escuchar a mi padre recordándome la llave del agua. Sonrío. Así somos. Y así lo quiero para mí.
A los dos días amanezco en el Pago del Paraíso. Movimiento y cuerpo consciente, trabajo hecho. ¿Cómo explicar cuando llega el momento de habitar el sueño? El canto de la mañana, la ofrenda de la oración desde una intimidad divina me llevan a otro lugar donde no sólo se habita el gozo sino que, en palabras del Padre Abad, al menos dos o tres veces al día, hacerlo es mandato de Dios. ¡Y nuestro ego convencido de que nos salvaremos sufriendo!
Así que antes de volver a casa, fuimos a felicitar a Leti. Flores y libros, una vela. Un osito de peluche para nunca olvidar a la niña y decir que sí, darnos permiso, cantar, brindar y bailar, y reconectar con el instinto que tanto nos han acallado. Ya no más.
Y de ahí, las Palabras de AMOR que hoy mando. Sincronía. La magia de recordar.
Que tengamos hoy un buen día y podamos estar bien.
Que veamos los milagros.

Milagro
Maria Arnal i Marcel Bagés
Volver a empezar de nuevo
aunque el viento sople de cara,
si hay tempestad, habrá calma,
volver a sentir el fuego,
vivir como si fuera juego,
con ese entusiasmo canalla,
veremos entonces si calla
como animal compungido,
entre cerros perdidos,
el miedo que todo lo halla.
De todos los calabozos
de los que me he visto presa
ninguno viste reja,
sinuosos los antojos
van moldeando mis gozos
como barro fresco y frágil,
como en un estado febril
ando medio hipnotizada
por el brillo, anonadada…
¿por qué caer es tan fácil?
Volver a empezar de nuevo,
reanimar los jardines,
sentir en los pies los bailes,
recoger fracasos al vuelo,
luchar otra vez por el juego
que todo lo vuelve posible,
jugoso, mutable, sensible,
así lo quiero para mí
profundo y ligero… así,
en este mundo tangible.
Que la vulnerabilidad
me haga más libre y más justa,
que se abra como una pausa
volver a aprender a escuchar,
que mi voz vuelva a mutar
después de tanta cosecha
y convertida en veloz flecha
atraviese esta pared
y vuelva a mirar con sed
qué principio abrió esta
brecha.
De las amarguras miel,
las heridas en la piel
se curan…
Volver a empezar de nuevo
aunque el viento sople de cara
si hay tempestad, habrá calma
volver a sentir el… mmm.