Si lo comparamos con la también turística Cádiz capital que posee un 2,7 % del total de viviendas destinadas a ese fin, Tarifa alcanza la friolera del 14 % , y eso, sólo contabilizando las declaradas, es quizás la punta del iceberg.
Un piso turístico no hace ciudad, suele permanecer cerrado la mayor parte del año pero ayuda sin medida a la subida de precios de alquiler como vivienda habitual al delimitar dicha oferta, sacando del mercado ese parque inmobiliario.
Otro perjudicado es el sector hotelero y de hostales, ven como la fuga de clientes es permanente y ellos sí deben tener una serie de costosos servicios a disposición de sus huéspedes.
Un ejemplo claro lo tenemos en La Tortuga II, en la playa de Los Lances, de los 50 pisos existentes en dicha urbanización, sólo 6 están ocupadas todo el año, el resto permanecen cerradas salvo en fechas puntuales vivir en Tarifa todo el año se ha convertido en un desafío y esto deriva en una pérdida de población real, que es la que da vida todo el año.