¿Tasa turística u otras alternativas?. Por Álvaro Mogollo

El turismo tensiona los servicios públicos en Cádiz y genera debate: ¿Tasa turística u otras alternativas?

Las administraciones públicas no pueden atender a habitantes y visitantes con los resortes del resto del año y se buscan soluciones

La cara A del turismo es la que año tras año sigue trayendo miles de visitantes, millones de hecho, y estableciendo nuevos récords en un país en el que esta industria se ha convertido en uno de los grandes motores económicos y de creación de empleo.

La provincia de Cádiz es uno de los grandes exponentes turísticos de España, con enormes atractivos para el público nacional y también el extranjero. Sus pueblos de interior son un reclamo durante los meses de invierno, pero la palma se la llevan las localidades costeras, que durante la época estival llegan en algunos casos hasta a triplicar sus poblaciones habituales.

Son muchas las empresas que tienen orientadas sus miras a este sector, en el que trabajan cada vez más gaditanos. Sin embargo, el exponencial crecimiento del turismo también está generando unas consecuencias que, tras años de expansión, empiezan a aflorar y a generar quejas entre los habitantes locales y los propios dirigentes políticos.

Sanlúcar, Chipiona, Rota, El Puerto, Puerto Real, Cádiz, San Fernando, Chiclana, Conil, Vejer, Barbate, Tarifa, Algeciras, Los Barrios, La Línea y San Roque. Toda la costa gaditana, de norte a sur, experimenta de primera mano qué supone este desafío estival.

La prestación de servicios públicos es uno de los grandes caballos de batalla. Los presupuestos, las plantillas y los tributos que los sufragan son calculados en función del número de personas que residen en las localidades. Pero cuando llegan los meses de julio y agosto se enfrentan a un volumen de trabajo mucho mayor, viéndose desbordados y con poca capacidad de adaptarse a esa nueva realidad que tampoco pueden obviar.

No sólo atañe a las administraciones locales, pues pasa también con cuestiones en las que las competencias las tiene Junta de Andalucía, como la sanidad, que se ve francamente presionada durante el verano, o del Gobierno central, de quien dependen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que velan por la normalidad durante el verano.

La pregunta es cómo se aborda y cuáles pueden ser las soluciones que pongan remedio a una situación que termina perjudicando no sólo a quienes viven todo el año en su ciudad, sino a los propios turistas que comparten territorio durante sus vacaciones.

Conviene no olvidar tampoco este último detalle, pues, en un mundo hiperglobalizado, la demonización del turismo es siempre controvertida, arriesgada, ya que todos somos turistas en algún momento. Molesta la acción del turismo en nuestra casa, pero no vemos que cuando viajamos también nosotros somos molestos para el prójimo.

Es por ello que lo más sensato es buscar fórmulas que permitan compatibilizar ambas cosas, con una convivencia viable, especialmente en materia de servicios, que son indispensables para el normal desempeño vital.

¿Y cómo se logra esto? Hay muchas opiniones, claro está. La más comentada en los últimos meses es la polémica tasa turística, que, de aplicarse, supondría que quienes vienen a la provincia de Cádiz tendrían que pagar un plus en función de factores como la duración de la estancia o el tipo de alojamiento en el que se pernocte.

Este tributo ya está implantado en algunas comunidades autónomas como Cataluña o Baleares, de modo que se produce la paradoja de que quienes vienen de esos territorios a Cádiz no tienen que pagar por ese concepto pero sí que lo hace el gaditano que visita Menorca o Tarragona. La finalidad de estos pagos es sufragar los mayores costes que tiene el abordar la asistencia de un número creciente de personas.

Desde la Junta de Andalucía existe una corriente mayoritaria que no ve clara esta medida, pues consideran que en la comunidad hay un porcentaje muy relevante de turismo interno, con personas que se desplazan a pasar unos días desde las zonas de interior a las de costa, por lo que estarían pagando un nuevo impuesto en su propia región.

Chiclana es uno de los destinos turísticos por excelencia y ya está abordando esta problemática. Y en el pasado mes de julio se aprobó en el pleno municipal una propuesta de Izquierda Unida, que contó con el apoyo del PSOE, que instaba a la Junta de Andalucía a establecer la tasa turística.

En esa línea, el equipo de gobierno liderado por el socialista José María Román ha planteado una zona naranja cerca de la playa en la que en los meses de verano sólo tienen que pagan los vehículos que no abonan sus impuestos de circulación en Chiclana. Esta medida entrará en vigor el próximo año, tras una reclamación de una empresa del sector que ha hecho inviable que se pudiesen cumplir los plazos previstos para su aplicación este mismo verano. «La cuestión es que el incremento de inversiones que supone la llegada masiva de turistas no sean sufragadas por los chiclaneros y chiclaneras, sino que los turistas también contribuyan a la mejora de estos servicios», trasladan fuentes municipales.

También han actuado respecto a la recogida de basuras y residuos, uno de los elementos más visibles a ojos del ciudadano. El consistorio ha suscrito nuevos contratos para atender mejor las necesidades de una ciudad que multiplica por tres su población en los meses de verano, incrementando de este modo la inversión municipal.

Aunque el debate sobre la tasa turística está servido, sí que hay cierto consenso entre los dirigentes de las ciudades costeras respecto a la necesidad de buscar una solución que palie el aumento de la demanda de servicios por la mayor afluencia de población flotante.

Y se da a izquierda y a derecha, como ha trasladado en más de una ocasión el alcalde de El Puerto Germán Beardo. El también vicepresidente cuarto de la Diputación aboga por una transferencia de renta a través de los ingresos del Estado, poniendo como ejemplo que los madrileños que pasan el verano en tierras portuenses siguen pagando tributos municipales en sus ciudades de origen en una época del año en la que buena parte de sus habitantes está fuera y la presión de sus servicios públicos es mínimo, mientras que en El Puerto se hace difícil ofrecer un servicio óptimo con una población muchísimo mayor y los mismos recursos que en los meses de invierno.

En la patronal, la tasa turística no convence. Creen que el hecho de no contar con ella beneficia a Cádiz como destino respecto a otros lugares. «Sería contraproducente y no tiene ningún sentido cambiar lo que nos está haciendo crecer», expresó al respecto Javier Sánchez Rojas, presidente de la Confederación de Empresarios de la provincia, añadiendo que en algunas regiones como la Comunidad Valenciana se ha revocado al no haber logrado los efectos deseados.

Antonio de María, presidente de Horeca, se muestra satisfecho de que el gobierno regional haya optado por crear un observatorio que evalúe previamente y de forma pormenorizada los pros y los contras de la posible implantación de este tributo. «No es tal tasa porque la tasa es el pago de un servicio y aquí no se está haciendo ningún servicio, al revés, Cádiz se beneficia de la venida del turista», ha expresado al respecto.

Para evitar la masificación, de María optaría por volcar esfuerzos de forma conjunta entre las administraciones y el tejido empresarial de cara a promover que haya más turistas durante la temporada baja, rebajando el pico durante la época estival. Aunque admite que «en el verano en Cádiz nunca se ha cabido ni se cabrá, afortunadamente».

Álvaro Mogollo. La Voz de Cádiz