Las Fuerzas de Seguridad y las unidades militares desplegadas en el entorno de la frontera del Tarajal y el resto del vallado de la localidad española norteafricana comenzaron este martes a aplicar la figura del rechazo en frontera para expulsar nada más llegar a suelo nacional a los migrantes indocumentados, aunque la pasividad de los agentes marroquíes permitió durante horas que muchos volviesen a intentar el cruce inmediatamente, según han informado a Europa Press fuentes policiales.
El establecimiento de controles de las Fuerzas Auxiliares y la Gendarmería del Reino alauita en las carreteras que llegan hasta Fnideq y Beliones para evitar la entrada en ambas localidades limítrofes con Ceuta de no residentes durante la mañana del martes contribuyó a reducir la presión migratoria sobre la ciudad española, en la que no se han registrado nuevas entradas a lo largo de la noche de este miércoles.
La Policía Nacional mantiene un equipo conjunto de Extranjería y Científica trabajando «las 24 horas» para acelerar los trámites administrativos previos a las repatriaciones.
La expulsión en horas a través de la frontera del Tarajal de los ciudadanos marroquíes llegados irregularmente a Ceuta era la tónica habitual de abordaje de las entradas de súbditos del Reino alauita en la ciudad española hasta marzo del año pasado, cuando el paso quedó clausurado por la pandemia.
Desde entonces Rabat sólo aceptó el cruce de nacionales que habían quedado atrapados al otro lado de la valle y, a finales de abril, de más de cien jóvenes mayores de 18 años que habían cruzado a nado a lo largo de un fin de semana en el primer amago de la crisis migratoria que ahora se ha multiplicado exponencialmente.