Por Por María Eugenia Manzano Sánchez
Si en este lunes de marzo yo pudiera elegir entre palabras de A M O R rectilíneas y palabras de A M O R en curva, elegiría palabras curvas. Y lo mismo con las personas. Las elijo zigzagueantes, cambiantes, envolventes y desenvueltas. Locas o al borde de la locura, en su abismo; las cuerdas atan. Curvas como la luna, como la fruta. Capaces de trepar a pulso a la cresta de la ola, que también es cóncava y convexa. Y convexa y cóncava. Y que después se derritan. Curvas.
Me sobran las líneas rectas. La norma es recta, las balas son rectas. La guerra es recta igual que lo es la amenaza.
Si yo pudiera elegir, traería hoy un poema que acabase con lo estricto, con lo rígido y con lo correcto, que también es recto.
Te invito a tomar aliento. A parar un instante, detente. Mira lo que estás haciendo. Observa tu respiración y prosigue. Hoy puede que tú sonrías o que llores a ratos, que chilles. Que bailes frente al espejo o contemples la lluvia al caer en forma de gotas curvas.
No importa.
Tú sigue. Y trata de hacerlo consciente.
Si puedo elegir este lunes, elijo que tu día sea bueno.
Que te adaptes a las curvas en lugar de a los muros rectos y que hoy también tú estés bien.
Namaste.
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LAS PERSONAS CURVAS, un poema de Jesús Lizano
Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas
A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo
y la tierra es curva
y el movimiento es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos;
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el vientre es curvo!;
lo diverso es curvo.
A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
la alegría es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
las naranjas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños; curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva.
El día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!
Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.
No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
detrás de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
a mí me gustan los maestros curvos,
las maestras curvas.
No los dioses rectos:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.
A mí me gustan las personas curvas
y huyo, es la peste, de las personas rectas.