El viaje a Rabat del ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, previsto para mañana se ha suspendido. Esta decisión se produce tras una conversación telefónica mantenida entre Pedro Sánchez y el Rey Mohamed VI de Marruecos, que el Presidente del Gobierno ha dado a conocer a través de Twitter.
«He conversado con S.M. el rey Mohamed VI sobre las relaciones entre España y Marruecos. Lanzamos una hoja de ruta que consolida la nueva etapa entre dos países vecinos, socios estratégicos, basada en la transparencia, el respeto mutuo y el cumplimiento de los acuerdos», escribió Sánchez en un tuit. Se trata de la primera conversación que el Presidente mantiene con el Rey de Marruecos después de casi un año de ruptura de las relaciones diplomáticas entre Madrid y Rabat.
Esta primera toma de contacto se produjo horas antes de que el ministro Albares aterrizara en Rabat, a donde estaba previsto que hubiera llegado a última hora de esta tarde. Aunque la agenda del ministro para el día de mañana en Rabat nunca se llegó a comunicar, sí estaba prevista una reunión con su homólogo marroquí, Naser Bourita.
Este encuentro suponía la primera escenificación política de la reconciliación entre España y Marruecos y, causaba tanta expectación, que desde esta mañana habían comenzado a llegar periodistas a Rabat. Sin embargo, según fuentes de Exteriores, el viaje del ministro se ha suspendido. «El Rey Mohammed VI ha mantenido una conversación telefónica con el Presidente del Gobierno sobre la nueva etapa de las relaciones entre ambos países. Mohamed VI ha invitado al Presidente del Gobierno español a realizar una visita oficial “en fechas muy próximas»», explican desde el Ministerio. Y añadieron: «La invitación de Mohamed VI incluye también la presencia del ministro de Exteriores en la delegación española, por este motivo, han acordado que la reunión prevista para mañana en Rabat entre ambos titulares de Exteriores se realice en el marco de esta próxima visita del Presidente del Gobierno».
Precisamente mañana se cumplían dos semanas desde que el Gobierno de Marruecos anunció que España había tomado la decisión de cambiar su posición política sobre el Sahara Occidental. Un gesto que desde Rabat demandaban a Madrid desde que comenzaron a torcerse las relaciones diplomáticas entre países.
Y es que, el origen de esta crisis, aunque llegó a su punto álgido hace casi un año -cuando España permitió el ingreso de Brahim Gali, el líder del Frente Polisario, en un hospital de Logroño- comenzó el 10 de diciembre de 2020 con un tuit de Donald Trump. Antes de abandonar la Casa Blanca, el todavía presidente de EE.UU. declaró la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental. Desde entonces, dese Rabat se esperaba que España se sumase a esta posición, que se produjo hace dos semanas.
Este giro histórico en la política exterior española no se ha visto con buenos ojos en el Congreso de los Diputados, donde en los últimos días se ha expresado -tanto al Gobierno como al PSOE- un malestar general (incluso por parte del partido de coalición Unidas Podemos) por un cambio de posición que durante los últimos 47 años ha sido unánime: que el pueblo saharaui tiene derecho a un referéndum de autodeterminación.
Con todo el Parlamento en contra, Sánchez defendió ayer durante su comparecencia que, aunque «se ha hablado de un giro», la decisión tomada es más bien «un paso más en un camino que se inició hace 14 años», refiriéndose al plan de autonomía que Marruecos presentó en 2007 ante las Naciones Unidas.