El mercado inmobiliario en la costa de Cádiz vuelve a estar en el punto de mira tras la aparición de un nuevo anuncio que ha generado sorpresa e indignación en redes sociales. Se trata de un ático situado en pleno casco histórico de Tarifa, presentado mediante un vídeo en la plataforma TikTok por la cuenta @lacomercialdetarifa, donde apenas se muestran algunos rincones de la vivienda.
En las imágenes puede apreciarse un piso de pequeñas dimensiones: cocina compacta, salón conectado a un dormitorio de matrimonio, un baño y una terraza amplia. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención no han sido sus características, sino el precio fijado: 280.000 euros.
El anuncio no detalla los metros cuadrados, pero el coste ha sido suficiente para que decenas de usuarios reaccionen con ironía y críticas. «¡Súbele más, que es muy barato!», «Es más grande la terraza que el piso entero» o «En Tarifa está más caro el metro cuadrado que en La Moraleja» son algunos de los comentarios que circulan en torno a esta publicación.
La realidad es que Tarifa, convertida en uno de los destinos más cotizados de la costa andaluza gracias a su clima, sus playas y su ambiente internacional, vive un encarecimiento progresivo del suelo y la vivienda. Comprar una casa aquí se ha vuelto un privilegio reservado a bolsillos acomodados, lo que incrementa el malestar entre quienes consideran que el pueblo está perdiendo accesibilidad para sus propios habitantes.
Una reflexión necesaria
El caso de este ático no es aislado: simboliza un fenómeno más amplio que afecta a Tarifa y a muchas localidades costeras de gran atractivo turístico. Los precios se disparan al calor de la demanda externa, mientras los tarifeños de nacimiento ven cada vez más difícil adquirir una vivienda en su propio municipio.
El riesgo es evidente: si la tendencia continúa, los jóvenes locales que quieran independizarse o formar una familia en Tarifa se verán obligados a marcharse, dejando el casco histórico y los barrios más céntricos en manos de segundas residencias y alquileres vacacionales. Tarifa podría convertirse en un lugar donde los locales sean minoría en su propio hogar, perdiéndose parte de la identidad y la vida cotidiana que hacen única a la ciudad.
La pregunta que queda en el aire es inevitable: ¿será capaz Tarifa de encontrar un equilibrio entre su atractivo turístico y el derecho de sus vecinos a seguir viviendo aquí?
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