Los inspectores de pesca en Cádiz han señalado al Gobierno como principal responsable del parón indefinido que afecta a la campaña almadrabera, iniciado el pasado 3 de marzo. Mientras los atunes comienzan a llegar a las costas gaditanas, aún no hay un acuerdo que permita levantar la huelga.
Los alcaldes de la comarca de La Janda —Barbate, Conil, Zahara y Tarifa— han unido fuerzas para reclamar una solución urgente. Advierten que, de no resolverse pronto, en 2025 podría no haber atún rojo de almadraba, una tradición milenaria que representa una actividad económica vital para la provincia.
Las almadrabas gaditanas, consideradas un ejemplo de pesca sostenible y con una historia de más de 3.000 años, están paralizadas. Esta técnica ancestral requiere la supervisión de inspectores de pesca, quienes se consideran imprescindibles en la campaña actual.
Según ellos, la huelga se inició con campañas en el norte del país para dar margen al Gobierno y evitar daños mayores en el sur. Sin embargo, aseguran que han advertido desde el principio que su ausencia afectaría gravemente a la temporada de almadraba, al control del copo y a la medición de capturas en el Mediterráneo.
Los inspectores también han denunciado que el ofrecimiento de apoyo por parte de la Junta de Andalucía no es legal. Afirman que sustituir a trabajadores en huelga con personal externo o incrementar la plantilla desde servicios centrales constituye “esquirolaje”, lo cual está prohibido por ley y respaldado por sentencias del Tribunal Constitucional.
Por su parte, instituciones como la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial respaldan a los ayuntamientos locales y exigen al Gobierno central que se siente a negociar. Según fuentes consultadas, la principal demanda del colectivo de inspectores es una subida salarial que no alcanzaría el millón de euros al año, y que afectaría a los 181 inspectores en todo el país, nueve de ellos en Cádiz.
Con los atunes a punto de cruzar el Estrecho, el tiempo apremia. Una campaña fallida no solo afectaría a los pescadores, sino también a la hostelería y al turismo, ya que el atún rojo salvaje es un producto muy esperado por cientos de restaurantes de todo el país.