Al corazón le salieron alas…María Malo

IAM/Pymestrecho Se apellida Malo, su pasado es de Mala Mujer pero al corazón le han salido alas, ha evolucionado, crecido y germinado en una marca más personal aún,  María Malo rompe las normas del empresario estándar, nada de rígidos horarios, el respeto por el medio antes que nada y el mar siempre cerca. FOTOS TOMOYUKI HOTTA

Definirla en pocas palabras es complejo, crece a ojos vista pero sin duda la creatividad, su ojo, su estilo… son la marca irrenunciable de la casa. Descubre a María Malo en una entrevista exclusiva donde desgrana presente, pasado y futuro, María Malo es naturaleza, consciencia, conciencia y compromiso con algo que es de todos, nuestro entorno. 

 

 

 

 

¿Por qué Tarifa? 

 

MM: Desde que conocí Tarifa con 14 años tuve claro que quería vivir allí, a partir de ahí  de lunes a viernes estudiaba en Madrid, los fines de semana y en invierno me iba a Sierra Nevada y  en verano estaba en Tarifa. Cuando terminé la universidad (Medio Ambiente), sabía que en Madrid no me quería quedar,  Sierra Nevada fue el primer lugar al que fui, para mí era la mejor opción para poder trabajar y pagar todos mis gastos, en invierno trabajaba como profesora de esquí y en verano me iba a Tarifa a trabajar a un restaurante. 

El segundo año que hice esto ya me quedé en Tarifa y comencé a fabricar camisetas,  poco a poco me fui metiendo en la moda y de esa manera  empecé en ese mundo. Mi padre me decía que era mejor montar un negocio en Madrid que en Tarifa, por temas de organización, costos y logística.

 Siempre pensaba “¿Qué tipo de negocio o trabajo puedo hacer para poder llevar esta vida que quiero llevar?” Me gusta irme a navegar cuando hay buenas condiciones o ir a clase de yoga a las 10 de la mañana un martes, tirar fotos al amanecer o trabajar hasta la madrugada, ser flexible y disfrutar con lo que hago. 

-¿Tendrías pensado volver a Madrid algún día?

 

MM: (Risas) Nunca. Me da “alergia”. Tan solo puedo aguantar tres días en Madrid porque en cierta manera me ahoga vivir lejos del mar. 

-¿Cuáles son tus prioridades?

 

MM: Priorizo hacer cosas que me gustan. Mi trabajo me gusta y me llena también, pero en el día hay muchas horas y  se pueden hacer tantas cosas…. De una a cinco es muy bueno navegar, a las 8 de la mañana para tomar unas buenas fotografías, hay tiempo para todo.

-¿Cuál fue tu experiencia en Sierra Nevada?

 

MM: La montaña fue divertida porque me gusta mucho esquiar. Viviendo y trabajando allí lo aprovechaba al máximo, no es que todos los días tengas que dar 7 horas de clase. Tal vez eso sucede los fines de semana y en febrero, entre semana y en temporada media hay días en los que a las dos te vas. La montaña para mí fue una experiencia muy dura, estaba sola, madrugaba, el frío…Cuando yo me fui de casa, nadie lo entendía. Me dejaron de hablar porque dejé la carrera a 4 asignaturas de terminarla. Nadie entendía que después de 4 años de estar estudiando, no terminé la carrera para recibir la licenciatura. Sin embargo, yo ya tenía claro que no me dedicaría a eso.    

    -¿Cómo empezó “Mala Mujer”?

 

MM: En los veranos en los que iba a Tarifa y Sierra Nevada compartía casa con dos amigas, (risas.- bueno vamos a dejarlo ahí) Una de ellas llegó un día con unas camisetas con el logo del corazón, dijo que eran de una amiga suya de Sevilla que quería venderlas pues pensaba irse a estudiar a Londres, mi amiga me las ofreció para que las vendiera en Tarifa, pero le dije que venderlas no,  simplemente quería comprar su logo. 

En un día que tuve que ir a Madrid, hice una escala en Sevilla, al llegar, la chica estaba en una fiesta y en la cocina de la casa redactamos un contrato en una servilleta. La marca la compramos entre las tres porque en ese momento yo no tenía dinero. Ella por el dibujo nos pidió un millón y medio de pesetas, ni regateamos…Una de ellas se salió porque no tenía dinero y sus padres querían que siguiera estudiando.

Luego, me di cuenta que no podía trabajar con la otra persona pues teníamos puntos de vista diferentes, le dije que me vendiera su parte o que le vendía la mía. Ella no quiso hacer nada y nada hizo. Como yo ya tenía tan claro el concepto de “Mala Mujer”, empecé a trabajar por mi cuenta, cuando me comenzó a ir bien, las cosas con ella se complicaron.

-¿Se puede decir que la idea fue un “flechazo”? Es decir, ¿viste el logo y ya tenías idea lo que querías montar?      

 

MM: No tenía ni idea de lo que quería hacer. En esa época leí un libro que habla mucho de las señales. Yo iba a la playa buscando señales, preguntándome ¿qué es lo que yo tengo que hacer? Todos los días iba buscando señales en la naturaleza. De repente vi el corazón con los cuernos y de inmediato supe lo que tenía que hacer. 

-En su punto álgido ¿Cuál fue la máxima proyección?  

 

MM: Lo máximo que hemos tenido son 300 puntos de venta en España y los diez centros principales de El Corte Inglés, 40 puntos en Italia, etc..  

 

 

-¿Cómo se llega de ver un logo en una camiseta a tener 300 puntos de venta?

 

MM: Yo en su día no habría sabido a quien buscar, entonces me buscaban. Primero llegó un chico de Sevilla, Pablo, quien luego fue mi representante y me dijo que le encantaba lo que yo ofrecía, así que me hizo la sugerencia de preparar un muestrario con el que saldría a vender.

Después llegó una chica de Italia que se dedicaba a la gimnasia y me dijo exactamente lo mismo, con el muestrario quería vender mis productos en su país. Más adelante, llegó la revista “Elle” con la intención de hacer un reportaje. En junio publican mi tienda como el lugar con más estilo de Tarifa, pero también perdí muchas oportunidades buenas por temas de la marca con “mi socia”. 

Ahora con María Malo todo está pasado igual, por ejemplo Amazon me contactó diciendo que estaban muy interesados en mi producto y me están llamando algunas revistas para hacer otras cosas.

-Háblame del nuevo logo, del nuevo concepto, de María Malo…

 

MM: El logo me representa a mí misma en la vida personal por todo lo que había pasado, tuve una transformación bastante importante con el respeto a la naturaleza. Al corazón le salieron alas…

Empecé con el yoga, la meditación y con una vida más consciente que no estaba trasladando a mi trabajo pues estaba dividida: una cosa era yo y otra mi trabajo. Cuando decidí buscar una conexión entre las dos cosas, me incliné por aportar algo importante a este mundo.

Considero que es una necesidad imperativa de que algo cambie creando una vida sostenible. Entonces pensé que era importante que el logo también sufriera una especie de metamorfosis. Está la semilla de la vida, los cuatro elementos, hay muchas cosas en las alas…de esa “mala mujer” de 20 años, tan solo ha quedado el recuerdo.

-¿Ese cambio es respecto a los materiales?

 

MM: Trabajamos con tejidos orgánicos naturales. En un principio era muy pro-reciclajes, después me di cuenta que el reciclaje sirve para unas cosas pero no para todas. En realidad, las botellas de plástico contaminan no sólo porque consume energía al fundir sino que además el plástico lo llevas en la piel. Utilizo bambú orgánico, algodón orgánico, sedas…

 

En general tejidos naturales que no utilicen pesticidas en su elaboración, por otro lado, tratamos de apoyar comunidades, pequeños talleres y fábricas familiares.

Hasta las bolsitas en las que vienen las prendas son biodegradables, si alguien las tira desaparecen con el tiempo sin dañar. Me inspiré en las tribus que pasaron por la tierra sin dejar rastro, ese es mi trabajo, mi enfoque es tomar elementos de la naturaleza retribuyendo algo a cambio. 

-¿Es una marca 50% moda y 50% conciencia?

 

MM: Es 100% conciencia. Con ella vistes un estilo de vida que es consciente y sano. Yo creo que el cambio tiene que ser individual y de cada uno. Si yo me alimento con productos orgánicos, apoyo al comercio de la zona. Es una manera de entender la vida con los patrones que se habituaban anteriormente. 

-¿Qué piensas de las empresas que fabrican con productos convencionales?

 

MM: Yo pienso que es un horror y espero que cambien. Al final las marcas hacen lo que el consumidor quiere. Por eso creo que es más importante que el cambio sea por parte de cada uno. En el caso de mi ropa cada prenda es para toda la vida, la idea es fomentar un consumismo más consiente, que sea menos cantidad por más calidad. 

-¿Cómo ves el futuro? ¿el cambio de consciencia? 

 

– MM: Tengo días en los que estoy más positiva y otros en los que estoy un poco menos. Yo creo que el cambio ya está ocurriendo. Cuando te pones a mirar hay ciudades que ya son 100% auto-sostenibles. Como nosotros somos seres sostenibles y co-creamos a partir de la palabra que utilizamos, ya estamos creando. Yo siempre estoy atenta a las palabras que utilizo y a donde enfoco mi atención. 

-¿Logras palpar el cambio en tus clientes?

 

MM: Yo creo que sí y de hecho esa es mi intención.  Lo que quiero es montar una marca para inspirar a otros a hacer el cambio, para que vean que es posible. La relación caro-barato es relativa en este sentido, ¿pagar tres euros por una prensa fabricada en un taller por niños? Eso es muy caro. 

-¿Cómo es esa actitud de María Malo  con el medio?  ¿Cuál es el límite?

 

MM: No contigo mismo sino con los demás, incluso con los proveedores. Vamos a partir de la base de que si no es sostenible, no lo quiero o no lo voy a utilizar.

 -¿Cómo llevas el I+D en tu empresa?

 

MM: En este sentido tuve que volver a nacer, mis antiguos proveedores no hacían volúmenes pequeños. No es muy buena idea fabricar tan lejos por el tema del transporte y su contaminación. Me encantaría fabricar al lado de casa, en Tarifa o en Algeciras. Tener aquí nuestra producción sería un gran logro. 

-¿Cómo encuentras los materiales? ¿Cómo es el proceso creativo de investigación?

 

MM: Dedico parte del año a viajar, a buscar. Hay ferias de tejidos y muchas tiendas que son exclusivas en tejidos. Hay algunas que son sintéticos, a las cuales yo ni entro y hay otras que son de tejidos sostenibles.

Para mí el bambú orgánico es alucinante. Cuando te pones una prenda de este material sientes que estás usando una de seda. Es termorregulador, es decir que en temperaturas cálidas te mantiene con una sensación de frescura y en climas fríos retiene el calor. Es perfecto para personas que sufren de alergias y además es biodegradable. 

-¿Por qué no hay más tejidos de ese tipo?

 

MM: Me imagino que esto lo decide más el consumidor. Si ellos quieren usar una camiseta que cuesta 3 euros, no puede ser una prenda orgánica. Yo pago 25 dólares el metro cuadrado de bambú, sin confeccionar y sin trabajar. Mi intención es seguir avanzando en la investigación y el desarrollo para que la gente cambie. -Eres social o asocial, ¿cómo te definirías en ese sentido?

 

MM: Yo creo que soy un poco asocial. Me gusta salir en pijama al jardín con mi taza de té, regar mis flores sin tener que pensar que debo saludar a un vecino. Para mi tener ese tipo de privacidad es importante. 

-¿Notas la diferencia entre un lunes y un domingo?        

 

 MM: No. Para mí todos los días son maravillosos. Cada día me cuesta más para poner planes en días determinados, prefiero ir sobre la marcha y que las cosas vayan saliendo.  

 

-Una película, un libro y una cita…

 

MM: En este caso un documental, llamado “La sal de la tierra” de Sebastiao Salgado. 

Un libro: Uno que cambió mi vida, «Si fueses pájaro lo entenderías» de David Testal  

 

Y la cita con la que me identifico es “Yo soy el medio ambiente”. 

-¿Qué música te gusta?

 

MM: Me gusta tanta música que yo las selecciono dependiendo el momento. Cuando escribo me gusta escuchar música de piano. En general me gusta toda la música. 

 

-¿Respirar duele en el Campo de Gibraltar?

 

MM: Donde yo vivo no. En cambio en San Roque duele muchísimo respirar. 

 

-¿La conciencia va en aumento o en disminución?

 

MM: Trabajamos para eso, depende de cada persona. En mi empresa y con todos los procesos que realizamos aportamos todo y más para que aumente y sí, está aumentando.  

 

-¿Cómo es tu relación con Algeciras?

 

MM: Yo no soy de ciudad. Soy de campo, playa, monte… A la ciudad voy cuando tengo algo puntual que hacer. 

 

-¿Qué tiene Bolonia que te tiene atrapada?

 

MM: Bolonia para mí fue un hospital, un centro de sanación. Yo llegué bastante enferma con todo lo de la crisis y los problemas,  necesitaba un momento de silencio y eso me lo dio Bolonia. Por decirlo así, ahora me he vuelto “adicta” a ese silencio. Me encantan las personas, me encanta relacionarme por Bolonia me dio los espacios naturales que tanto necesitaba. 

-Entiendo que es un paraíso también para la práctica del deporte…

 

MM: Exacto. Puedo estar trabajando en casa pero en el momento en el que las hojas de las palmeras comienzan a moverse, entro al agua, navego hasta que me canse, salgo y sigo trabajando. No tengo que coger el coche para ver cómo están las condiciones. En pocas palabras, no pierdo tiempo.   

 

-Y los temporales, ¿cómo los vives?

 

MM: Fenomenales. Es como vivir en un barco. Se mueve hasta la cama cuando llegan las olas. 

-¿Cuánto tiempo llevas viviendo allí?

 

MM: En Bolonia llevo viviendo 7 años. 

 

-¿Ha cambiado Bolonia en estos siete años? 

 

MM: No ha cambiado en nada y espero que no cambie. El verano es insoportable y desearía que en esta época hubiese mucho levante. La verdad es que es claustrofóbico la cantidad de personas que llegan al lugar y las condiciones en las que  dejan la playa son lamentables. En realidad sufro cuando hay muchos visitantes. -¿Cuál es el sitio más bonito de Bolonia?

 

MM: Te lo cuento cuando apagues la grabadora, porque si no llega mucha gente.

 

-¿En qué zonas has vivido?

 

MM: He vivido en Tarifa,  en la costa cerca de la octava batería, en el Cuartón, en la Peña y hasta que finalmente llegué a Bolonia que es mi sitio. Soy de campo. A mí me gusta por la mañana levantarme a ver mis flores

 

-¿Conocías Puro Estrecho?

 

MM: No, lo he conocido hoy. He tenido que parar dos veces a hacer fotos mientras llegaba aquí, el camino es una delicia. Me ha impresionado almorzar frente al mar en Algeciras, con la pureza en el aire y las vistas al océano con este temporal de levante,  me ha gustado mucho, la comida formidable. 

 

 

Conversar con María frente a ese horizonte fue una experiencia enriquecedora, su historia de desafío a lo standar es ejemplo de que caminar distinto, caminar descalza no sólo es posible, sino que te acerca más a tu esencia, a tu éxito, a tu estilo propio e inimitable. 

 

Os dejo aquí enlaces para aquuellos que quieran saber más, de su historia debemos sacar algo importante, haz caso a las señales, tu cuerpo es sabio….

www.mariamalo.com

 

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