Dos grandes clásicos del cine africano pasan por el fcat

IAM/Redacción. El Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger realiza este año un homenaje a uno de los personajes más importantes de la historia de este continente, el líder sudafricano Nelson Mandela. Y lo hace con la participación de alumnos y alumnas de los institutos de secundaria de la ciudad que hoy han visto, reflexionado y debatido sobre documental Mandela, hijo de África, padre de una nación (Mandela, son of Africa, father of a nation). Producido en 1996 y dirigido por Angus Gibson y Jo Menell, la película cuenta la vida del líder más representativo de la lucha contra el apartheid y de la victoria de la democracia en su país.

 

El coloquio con alumnos del instituto Sierra Luna, de Los Barrios, celebrado en la Casa de la Cultura, ha estado moderado por el escritor canario Antonio Lozano (Tánger, 1956), autor del libro Nelson Mandela: El camino a la libertad. Entre fragmento y fragmento del documental, el escritor y los estudiantes hablaron sobre la vida del líder sudafricano y su lucha por acabar con el régimen del apartheid y conquistar la libertad y la igualdad para los negros. Lozano recordó que Mandela nació el 18 de julio de 1918 en una familia de la clase dirigente de la etnia xoha, y que descubrió la realidad de su país a los dieciocho años cuando fue a trabajar a las minas de Johannesburgo tras huir de la casa de su padre adoptivo, rey de la dinastía Tembu, que lo quería obligar a casarse.Lozano les habló también a los estudiantes de la no violencia y la desobediencia civil, método de lucha del partido al que se afilió Mandela muy joven, el Congreso Nacional Africano (CNA). Y recordó que, junto a Oliver Tambo, Mandela fundó el primer bufete de abofados negros de la historia de Sudáfrica. Les habló de los años de cárcel del dirigente del CNA, del final del apartheid y de su enorme altura política. Lozano dijo que Mandela es uno de los referentes políticos más importantes del siglo XX y un buen ejemplo a seguir para los jóvenes que quieren cambiar las cosas y construir un mundo mejor.Por su parte, el delegado de cultura de la Diputación de Cádiz, Salvador Puerto, ha visitado esta mañana el Espacio Escuela del FCAT. Puerto ha tenido ocasión de dirigirse a los alumnos de varios centros educativos de la provincia de Cádiz: “Este festival nos enseña que no somos tan diferentes a las personas del continente vecino: nos preocupan las mismas cosas, tenemos los mismos miedos y las mismas inquietudes”, ha confesado. “Espero que aprovechéis esta oportunidad y disfrutéis la experiencia para que el año que viene volváis”.Saliendo del Estrecho, el festival estrena este año una extensión en Cádiz capital, donde se ha proyectado esta mañana, en la Central Lechera, la película  Supa Modo, coproducción de Alemania y Kenia que cuenta la historia de una niña de nueve años que enloquece con las películas de acción y sueña con ser una súper heroína. Su mayor deseo es rodar una película y protagonizarla. Gracias a su imaginación olvida que está en la fase terminal de una grave enfermedad. Su hermana ya no aguanta ver a la risueña Jo pasar el tiempo que le queda en una cama y la anima a usar sus poderes mágicos. De paso, convence a todo el pueblo para que haga realidad el sueño de la niña. El público gaditano ha tenido la oportunidad de hablar sobre la película con su director Likarion Wainaina, que estrenó este mismo año la película en el festival de Berlin.Y no solo en Cádiz capital proyecta películas el festival este año. También lo hace en El Puerto de Santa María. En el paraje natural de Los Toruños se han proyectado hoy varios cortometrajes de temática medioambiental, a los que ha sucedido un coloquio con el experto medioambiental y comunicador audiovisual Renato Álvarez Marín. También se ha podido ver el corto etíope Lezare, del director Zelalem Woldemariam, que cuenta la historia de un niño sin techo llamado Abush se despierta de buena mañana con el estómago vacío. En el pequeño pueblo en el que vive hay una panadería enfrente de donde ha dormido. Le llega el olor del pan, pero no tiene dinero.Otra de las películas vistas hoy en la Casa de la Cultura es La séptima puerta, un documental basado en la historia del cine marroquí que escribió Ahmed Bouanani, director marroquí al que el festival rinde este año un  homenaje. Dirigido por Ali Essafi y estrenado en 2017, el documental reúne extractos de películas, conversaciones filmadas y otros documentos que repasan la historia del cine del país vecino y muestran el universo de un cineasta y poeta cuya independencia e integridad se mantuvieron intactas hasta el final.La película tunecina Viento Del Norte se ha podido ver hoy en la Cinemateca de Tánger, con la presencia de su director, con el director Walid Mattar. Es un largometraje de ficción rodado en Túnez, Bélgica y Francia en 2017. Son dos historias paralelas que se cruzan. La primera arranca en el norte de Francia. La fábrica donde trabaja Hervé cierra para trasladarse a otro país. Él es el único trabajador que lo acepta porque ansía otro destino: convertirse en pescador y transmitir esta pasión a su hijo. La segunda arranca en las afueras de Túnez, donde instalan la fábrica.El director Walid Mattar participó a mediodía en Aperitivos de cine donde afirmó que «el problema de este mundo es que ya no nos miramos a los ojos. Con mi película quería hacer una crítica sobre la deslocalización, la mundialización y el capitalismo».El director de la película argelina Vote off, Fayçal Hammoun tambiñen ha participado en este foro donde ha explicado que para él «el cine consiste en crear imágenes que permanecen para siempre. Pese a que mi película fue censurada en Argelia, en algún momento se verá y permanecerá para siempre».Dos documentales de la sección competitiva Hipermetropía, la sección oficial  de largometrajes, han podido verse por la noche en la iglesia de Santa María. El primero es Vivir siendo rico, rodado el año pasado en Costa de Marfil, que retrata la vida de un grupo de jóvenes que entre la pequeña delincuencia y la vida nocturna en Abiyan, la capital, andan más bien perdidos en la vida. Sus estafas a los turistas extranjeros las justifican diciendo que son su modo de saldar la deuda de las potencias coloniales con el país.El otro es un documental es Boxing Libreville, que nos lleva a Burundi. Un joven boxeador se entrena sin cesar durante el día y trabaja de vigilante en una discoteca por la noche. Pero otra lucha es la que sacude al país: las elecciones presidenciales. ¿Hay esperanza para una transición democrática? El director de la película,  Amédéé Pacôme, ha participado en el coloquio sobre la película.En la sección 15 años del FCAT, en la que se proyectan películas premiadas por el jurado o el público a lo largo de la historia del festival, hoy se han podido ver dos películas muy bonitas, dos pequeñas joyas. Se trata de La pequeña vendedora de sol  y La vida en la tierra, que se han proyectado en el Mercado de abastos. La primera es obra de uno de los grandes del cine africano, el senegalés Djibril Diop Mambéty, quien fue homenajeado por el festival hace unos años. La película es tierna y poética pero a la vez dura como la vida misma. Una niña de poco más de diez años se atreve a poner en duda un privilegio: el de vender periódicos, oficio tradicionalmente reservado a los niños varones.La vida en la tierra es obra de otro de los grandes del cine africano, Abderrahmane Sissako. Rodada en 1998, la película es una obra de ficción pero en realidad cuenta, con un humor fino, la vida del propio director: su vuelta a Mauritania, al pueblo donde nació, y el regreso a los orígenes mismos del cine africano.El colofón musical del festival ha estado hoy en el restaurante Al Medina, donde se ha vuelto a vivir una noche inolvidable de flamenco.

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