Las claves para ser el mejor open del mundo

Los hay sobre las mesas, donde las fichas se amontonan junto a tazas de café y bocadillos mordisqueados; los hay en los monitores que muestran las partidas de la jornada con la bahía de fondo; y los hay en las pantallas de las tabletas y portátiles en que los participantes estudian sus jugadas o las de sus rivales. Gibraltar es, durante diez días al año, el epicentro mundial del ajedrez. El festival, que finaliza mañana, reúne a setenta grandes maestros procedentes de sesenta países, diez de ellos de más de 2.700 puntos ELO y 27 de más de 2.600. A ellos se suma una legión de participantes de menor nivel, pero con igual entusiasmo.

Hay dos grandes responsables de todo lo que ocurre durante los diez días del torneo: el propietario del hotel La Caleta, Brian Callaghan, creador del evento, y su director, Stuart Conquest, que hace las veces de anfitrión durante la visita al festival. Stuart Conquest espera las preguntas mientras mira su iPad y su cuaderno de notas con la mano apoyada en la mejilla y el mismo gesto de concentración que muestra en sus partidas de ajedrez. Ultima los detalles de uno de los eventos paralelos más esperados de la jornada. La Batalla de los Sexos, una serie de tres partidas rápidas entre dos equipos de seis hombres y seis mujeres en un tablero gigante construido especialmente para la ocasión. El año pasado fue un éxito y ha conseguido que este año también lo sea.

Conquest comenzó su aventura en el festival de Gibraltar como comentarista en la primera edición, celebrada en 2003, y desde hace cuatro años ocupa el cargo de director. Fue Brian Callaghan quien le propuso tomar las riendas. Entonces dudaba de si estaría capacitado, pero la respuesta masiva a la convocatoria y el hecho de que el torneo haya sido elegido como el mejor open del mundo dos años consecutivos por la Asociación Internacional de Jugadores demuestran que sí. Confiesa que echa de menos comentar las partidas, pero apunta que el resultado le compensa. “Lo más satisfactorio está en los pequeños detalles”, explica. “El poder ver a mis amigos y vivir este ambiente también es muy bonito”, añade. “Hay tanta mezcla de culturas e idiomas que a veces la única manera que hablar es a través del tablero porque el ajedrez es un lenguaje. Los participantes no escatiman en elogios hacia la organización del festival, pero el mejor cumplido es, sin duda, el hecho de que la mayoría repite. Es el caso de Francisco García Lechugo (1.591 ELO), un jugador de ajedrez de Algeciras perteneciente al club de Los Barrios que acude por tercer año consecutivo. En su opinión, las claves del éxito del festival están en la “excelente” organización, el buen trato recibido y la posibilidad de medirse con oponentes “muy fuertes”. Este año compite en la categoría amateur B, cuyo nivel, según afirma, ha subido en los últimos años.

“Llegué a ganar en mi categoría en una edición y justo al año siguiente los premios se dispararon y empezaron a venir jugadores muy buenos de otros países”, apunta. Señala que, aunque la afluencia de jugadores más potentes reduce las posibilidades de acceder al premio, también da a los amateurs la oportunidad de medirse con rivales de muy alto nivel. “No es algo muy frecuente, al menos no al nivel en el que ocurre aquí, porque no solo juegas, sino que estás en el mismo hotel”. Conocer personas de otros lugares y el buen ambiente del torneo son otras cualidades que el jugador algecireño pone de relieve. “Hay muy buen rollo, mejor no te cuento”, comenta entre risas. Añade que el fin de semana los más jóvenes hacen escapadas a La Línea de la Concepción, la localidad gaditana fronteriza con Gibraltar. “A los que vienen de fuera les encantan los monos y visitar Gibraltar”, indica, “se suman varios factores que hacen que el festival tenga un carácter muy especial y, si hubiera más sitio, más gente que vendría. Una vez finalizada la conversación, el ajedrecista amateur comenta que va a una de las salas de análisis. “Abajo hay un salón con unas vistas al mar impresionantes, pero ahora mismo yo voy a la de aquí arriba para ver jugar un rato a una niña española a la que me divierte mucho ver jugar, tiene algo”.

Una partida a ciegas en el pediatra La niña española a la que se refiere Francisco García es Viviana Galván Cipriani, una valenciana de nueve años que, con 1.497 puntos ELO, ocupa el número 43 en el ránking inicial del torneo. Está solo dos puestos por debajo de otra de las jóvenes promesas, Anna Cramling Bellón (http://www.gibraltarchesscongress.com/press_11.htm http://www.gibraltarchesscongress.com/leontxt_diario_04.htm), que, a sus once años, se ha convertido, por derecho propio, en uno de los referentes del evento. Se trata, sin embargo, de dos historias muy diferentes. Mientras que Viviana participa por primera vez, Anna, hija de dos grandes maestros –la sueca Pía Cramling y el español Juan Manuel Bellón–, viene a Gibraltar desde que la llevaban en un carrito para bebés. La valenciana es una niña menuda de melena negra y mirada inquieta. No sería extraño verla bailando con sus amigas los grandes éxitos de One Direction o las canciones de Violetta. Lo que sí resulta sorprenderse es averiguar que a los dos años y cuatro meses ya movía las piezas de ajedrez, a los tres jugaba más que correctamente y a los cuatro competía en las categorías sub 8 y sub 10 en torneos de la Comunidad Valenciana.

El primer sorprendido fue su padre, Jesús Galván, que recuerda el día en que su hija, con tres años recién cumplidos, le propuso jugar un rato al ajedrez cuando aguardaban su turno en la sala de espera del pediatra. “En mi ingenuidad”, recuerda, “le dije: ‘¿pero cómo, hija, si no hay tablero ni nada?’ y me dijo: ‘pero papá, no hace falta, podemos jugar con esto’, señalándose la sien. Como acababa de empezar, ella no sabía que había coordenadas en el tablero y me iba diciendo qué fichas movía y a qué casilla, contando los cuadrados del tablero”. “No sé cómo ni por qué, fue una cosa…Como mi padre era ajedrecista me dio la duda de jugar porque como todos los niños después tienen que conseguir trabajo, me quedé con la duda de si yo podía ser deportista de ajedrez”, apostilla la niña encogiéndose de hombros. Poco después, Jesús Galván se encontró con otra escena inesperada al volver del trabajo: Viviana, de espaldas a una mesa en la que había colocado tres tableros de ajedrez cuyas piezas su madre movía alternativamente. “Yo quería jugar, pero le dije a mi mamá que quería jugar varias partidas a la vez”, explica la pequeña. Fue entonces cuando empezó a aprender ajedrez de una forma más metódica. En su corta historia se suceden episodios como la partida de ajedrez a la ciega (jugado mentalmente, sin tablero) jugada por teléfono con el locutor especializado en ajedrez de una radio de Canarias. De aquella época quedan varios vídeos de partidas a la ciega.

Viviana ha ganado, entre otros títulos, el de campeona femenina de la Comunidad Valenciana sub 10 y ha participado ya en tres mundiales –en Polonia, Eslovenia y Grecia– con el equipo español. Ha vivido en varias ocasiones la experiencia de ver cómo un rival se retira de un torneo cuando ella le ganaba la partida. “Una vez jugué con un 2.225 que se llamaba Salvador y que se retiró cuando le gané”, explica. “Lo que me gusta es ganar y conseguir puntos”, aclara, “pero si no gano no me importa, menos si lo tengo ganado y pierdo por tiempo o si hay alguien tramposito”. El padre responde sonriendo a la pregunta de si no le preocupa la presión a la que puede verse sometida su hija. “El problema es que Viviana es hiperactiva y casi no me creo que pueda estar cuatro horas delante de un tablero”, contesta. Agrega que, más allá del ajedrez, el baile y la natación son las dos actividades favoritas de la niña, que se muestra encantada de tener la oportunidad de correr por la sala de análisis cuando el fotógrafo le pide que traiga una pieza de ajedrez gigante desde el otro extremo de la habitación.

Mientras Viviana se queda preparando sus últimas partidas, Conquest no descansa un momento. El director del festival insiste en que son doce meses de trabajo cuyo resultado se ve en diez días y nada puede salir mal. De momento, todo está saliendo a la perfección. Las galerías de fotos, con imágenes como la de los grandes maestros pasándolo en grande en la Batalla de los Sexos (http://www.flickr.com/photos/johnchess2/sets/72157640403534474/), ponen de manifiesto que el certamen no es sólo un gran premio y un reto para los jugadores, sino una cita en la que la diversión está garantizada. La labor del director del torneo, sin embargo, no termina en el festival. Conquest fue contratado hace un año para promover el ajedrez en Gibraltar por la operadora Gibtelecom, respaldado por una sólida carrera como ajedrecista, iniciada cuando ganó el Campeonato Mundial Juvenil de Ajedrez a los 14 años, y como comentarista. Durante el resto del año combina la preparación del festival con actividades de promoción del ajedrez entre los escolares, como clases en los colegios, eventos y torneos infantiles y juveniles, como el que se disputa nada más terminar el festival Tradewise. “En el ajedrez no hay ningún tipo de política ni polémica”, concluye en un perfecto español, “solo trae cosas positivas para Gibraltar y esperamos que cada año vaya a más”. Más fotografías en: http://www.flickr.com/photos/infogibraltar/12249246643/in/set-72157640260664864

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