Los varones que pasaban al menos tres horas diarias cuidando de sus pequeños presentaban los niveles de testosterona más bajos de toda la muestra. Y es que ser padre saca a la luz el lado más femenino de los hombres. Al menos, eso es lo que sugiere un reciente estudio, que demuestra que los niveles de testosterona -la hormona masculina por excelencia- se reducen significativamente tras la paternidad.
Es más, cuanto más implicado está el padre en la crianza del bebé, más se reduce su testosterona, señala el estudio publicado esta semana en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
Los autores de este trabajo, de varias universidades estadounidenses y filipinas, aseguran que sus datos pueden ser claves para comprender la biología de la paternidad. La investigación realizó un seguimiento a 600 varones filipinos durante cinco años. El primer análisis de testosterona se realizó cuando los participantes tenían 21 años y aún no habían tenido descendencia y el último un lustro después, cuando muchos de ellos ya se habían convertido en padres.
Estudio según el cual,»criar a una descendencia humana supone un esfuerzo tan grande que la cooperación es necesaria. Nuestro estudio demuestra que los padres humanos están preparados biológicamente para ayudar en la tarea», ha señalado en declaraciones a la BBC Christopher Kuzawa, antropólogo de la Universidad Northwestern de EEUU y uno de los firmantes del trabajo.
En el trabajo, los investigadores recuerdan que estas reducciones en la testosterona no son problemáticas. Es decir, no se trata de alteraciones graves que provoquen pérdida de masa muscular, caída del vello o alteraciones en la capacidad o el deseo sexual, sino de algo más sutil. Los hombres siguen siendo hombres tras la paternidad, señalan los científicos, pero su organismo se prepara para cuidar a sus hijos.