Carta para ti, amigo Antoñito. Por Alberto DiNolla

Querido amigo;
Hace sólo unos días nos vimos mientras paseabas con tu chica y empujabas el carrito de tu bebe. Parece irreal todo esto de hoy, cuando ayer estabas aquí, y al despertar este sábado, he deseado que todo esto tan increíble, hubiera sido sólo un mal sueño, pero no.
Hace sólo unos días, tu mirada pura, tu sonrisa amable y tus buenas maneras acompañaron a un prudente “hasta luego” al cruzarnos por la calle. Si, así eres. Prudente, amable, afectuoso, educado, cordial, amigo de tus amigos, y de tus conocidos, persona seria, con gran sentido del humor, responsable, trabajadora, sensata y humilde… y sobre todo, lleno de ganas de vivir.
Pero hoy… hoy llegó el día. Tu día. El día en el que la noche será más larga que ninguna. El día de tu viaje de ida. En el que habrá un antes y un después para todo un pueblo que te llora, te siente como un hijo o un hermano. Hoy, cuando ya llegaba el fin de semana, llego el fin de tus días de mortal, aunque paradójicamente, es también el comienzo de tu inmortalidad amigo mío.
Como siempre te decía, tu corazón siempre ha sido más grande que tu cuerpo, y por eso sabes igual que yo, que tu alma seguirá vibrando entre toda Tarifa como los bordones de tu caja cuando tus manos acariciaban las vaquetas para hacer latir fuerte a todos los corazones carnavaleros que levantaban sus bellos al oírte en la “sala de máquinas” de tu comparsa, dándolo todo como el mejor. Como lo que eras, eres y serás. El mejor.
Pero es que no puedes irte. Dile que no te lleve que la música en Tarifa sin ti se queda huérfana. Hoy lloran las corcheas, fusas y negras… cada partitura que tus ojos leyeron, cada uniforme que rozó el tuyo, y cada paso acompasado de los componentes de nuestra Banda de música, llevarán el recuerdo de tu saxofón junto al fagot de tu hijo.
Pero no gastes cuidado, aquí tu familia siempre te tendrá por mucho que un Dios se afane en no dejarte con nosotros. Porque tu familia es muy grande. Llena de música, de carnaval, llena de amigos que cada día de sus vidas, tendrán un ratito para recordarte. No gastes cuidado. Aquí seguirás presente. Aquí tu descendencia y tu amada serán cuidadas por siempre.
Por aquí estamos contigo, apoyándote y deseando que tu viaje te sea leve. Aunque te has ido muy pronto. Pero con el destino que llevas en tu viaje, seguro que estarás en el paraíso como mereces. Estabas tan alto hoy, tan cerca de Él, que Dios al sentir tu alma pura, prudente, amable y llena de Luz tan próxima a su reino, no pudo evitar la tentación de llevarte a su lado.
No quiero despedirme, aunque esta carta se acabe. Se que no puedo. Que no quiero. Pero sé que debo. Pienso que es curioso que ahora me vengan pequeños detalles de lo vivido contigo, con lo grande que eres. Pero también sé que esos detalles, serán los que hagan que sigas vivo con todos nosotros. Te buscaré por las calles para saludarte. En las esquinas del carnaval para abrazarte y en las procesiones para sonreírte.
Me despido con tus palabras de ayer. Hasta luego Antonio.
Ahora, vuela alto… Querido amigo.
PD.- Te quiero

6 comentarios

  1. Sin palabras que bonita carta el cielo brillara mas aun por las noches porque hay una estrella mas que guiara los pasos de todos los tarifeños que sentimos mucho tu partida tan injusta vuela alto Juan Antonio D.E.P 🙏😥

  2. Que bellas palabras sacadas desde el corazón
    Que a pesar de estar roto en millones de pedazos han salido
    Bellas y llenas de AMOR
    BUEN VIAJE ANTONIO
    Aunque no te conocí te vi pasar mucho por nuestro kiosco
    Cuando llegues al destino dale un beso a mi gordito Hidalgo

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