Dilemas de fe. Por Alberto Dinolla

Decía el caminante, que el camino le enseñó a valorar cada inmensa pero mínima obra de Dios… Cada ápice de belleza que se esconde tras lo menos valorado… tras lo menos resaltado… A veces…. Nos dejamos llevar por lo mayúsculo, obviando la hermosura de lo minúsculo…
También decía el caminante, que el camino más difícil de caminar, es el que nos aporta más alegrías, satisfacciones y experiencias enriquecedoras para el alma…
Una vez caminado y conseguida la meta, el premio obtenido tiene mejor sabor que el logrado sin sufrimiento… Cada obstáculo ha de sobrepasarse con osadía y valor, sin miedo y con personalidad pronunciada… Sólo así habrá merecido la pena…
De ello trata mi reflexión de hoy… Del difícil camino que supone para un cofrade, tener que reconocer ciertas cosas, e identificar personalmente, ambos extremos de la fe…
Desde la fe más engalanada y ostentosa, hasta la más humilde y mártir, aun sabiendo éste, que se expone a las críticas, tan constructivas como destructivas, de muchos feligreses y ateos…
En esta época de “apología” de la exaltación cofrade, en la que cada Hermandad desea adorar a sus Titulares engalanándolos con las mayores y mejores joyas, los mayores y mejores ornamentos dorados y plateados, las mejores telas y los mayores toisones, es de buen cristiano pienso yo, eso de recapacitar y volver, aún de manera eventual, a los cimientos de la fe… A las enseñanzas de Dios… A la palabra de su Hijo… Y sobre todo a su forma de vida austera y entregada al prójimo…
No malentendáis mis palabras… Sólo intento narrar con objetividad una realidad tangible, tan incómoda de escuchar para algunos, como idónea para los argumentos derrotistas de otros…
Os propongo que, tras la reflexión de fe, tomemos el camino difícil… El del autoexamen personal, y de crecimiento espiritual propio, siendo bondadosos con los demás, y humildes con las conclusiones…
Así como anduvo María… Camino difícil donde los haya… Preguntándose hasta cuando… Hasta dónde… Su meta, a la par de amarga, era grande… La más grande conocida…
Un hijo, su Hijo, se le iba entre horrendos sufrimientos y malvadas torturas… ¿cómo podría caminar su camino esta Madre, viendo lo que veía, y sintiendo lo que sentía?… Su meta no era fácil de alcanzar, al igual que su camino no era fácil de caminar…
Caminemos pues nuestro camino, el que nos toca a nosotros… Caminemos el camino del respeto por las personas y sus creencias… Caminemos ese camino en el que tantas almas se pierden en la actualidad… aquel que es malentendido…
Dijo Jesús en su última cena,…” me negaréis tres veces…”
Hagamos un ejercicio de autocrítica espiritual y preguntémonos;
”¿Cuántas veces te he negado Dios mío?”…. Traduzcamos esa negación en no seguir sus pasos… En no dar ejemplo de sus enseñanzas… La humildad, era la base de su ser…
Así que pensemos… Entre estos dos extremos de la fe… Entre la superlativa adoración material de ostentosidad y pavoneo, y entre la pobreza extrema… desprendida y humilde… aquella que profesaba Jesús… Entre extremos, normalmente se encuentre el equilibrio…
Lo moderado, humilde y simple, así como lo respetuoso con el prójimo y la empatía constructiva, cubriendo nuestras necesidades propias, pero sin compararlas con las del prójimo con afán de grandeza… Ahí… pienso que está lo más elegante y atractivo para Dios…
Para unos y para otros os digo; Empatizad!…
Empatizad con Dios, tenga el nombre que queráis que tenga…
Empatizad con vosotros mismos, tengáis los pecados que tengáis…
Empatizad con los demás, tengan los pecados que tengan…
No queramos ser más… Por el hecho de alimentar nuestros egos….
No queramos ser menos… Por el hecho de complacer a otros egos…
Pensemos que todo cambia… Y hagamos que ese cambio sea para mejor…
Si… Es cierto que la Iglesia tiene fallos… Nunca llueve a gusta de todos… Me incluyo… Pero también soy de los que piensan que, la iglesia terrenal como tal, está formada por humanos que la componen… Humanos con pecados y fallos… de ahí, que sea imperfecta… pero también veo que está en constante evolución… gracias a Dios…
La Iglesia actual no es la de antaño, inquisidora y distante con aires de superioridad sobre el resto de los mortales… No…
La actual Iglesia es misionera donde nadie quiere ir… cercana, afable y cada vez más empática… Esa Iglesia de pueblo… Esa de pedir a veces ayuda al pueblo… pero también la de ayudar a los feligreses de la comunidad… De apoyar las causas locales…
Creo en esa Iglesia que elige la devoción tanto a Dios, como a sus hermanos cristianos, y no cristianos… La que acoge a todos por igual, sean de la condición que sean… Les guste lo que les guste… Les atormente lo que les atormente…
Por ello, desde hace mucho ya, por vivencias propias, he llegado a entender que el equilibrio de la fe, está en la mesura y la prudencia… En hacer las cosas de corazón y no por mor de superar al de al lado… En tender la mano a quien no es como tu… No piensa como tu… Y no hace como tu…
Y recuerden… En la ayuda mutua, está la bondad… En la sencillez, la elegancia… y… En el respeto… está la razón…
Hasta pronto

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