Tarifa observa con preocupación el crecimiento comarcal mientras su población vuelve a descender…empadrónate

El Campo de Gibraltar ha alcanzado los 282.612 habitantes a comienzos de 2025, según el Censo Anual de Población del INE, consolidando una tendencia al alza impulsada casi exclusivamente por la llegada de residentes extranjeros. La comarca crece en 2.232 personas (+0,80%) respecto al año anterior y suma 7.041 habitantes más desde 2021. Sin embargo, Tarifa vuelve a desmarcarse de esta dinámica positiva, al ser el único municipio que pierde población en el último año.

Mientras el conjunto comarcal compensa la marcha de 309 ciudadanos españoles gracias a la incorporación de 2.541 nuevos residentes foráneos, la fotografía local en Tarifa muestra un comportamiento opuesto: el municipio pierde 30 habitantes, con un descenso notable de 78 empadronados españoles y una llegada insuficiente de población extranjera (48 personas) para revertir la tendencia.

Tarifa se mantiene, además, entre los municipios con menor proporción de residentes foráneos, con un 10,99% del total, lejos de las cifras de San Roque (17,96%) o San Martín del Tesorillo (21,24%). Este porcentaje reducido limita, en parte, la capacidad del municipio para compensar la caída del padrón nacional, un fenómeno que afecta también a Algeciras, La Línea y Jimena, aunque con crecimientos extranjeros mucho más fuertes que equilibran el saldo.

El contexto comarcal: crecimiento dispar y fuerte peso de la población extranjera

El aumento demográfico en el Campo de Gibraltar procede casi exclusivamente de la población extranjera, que alcanza ya los 41.252 residentes, un 14,6% del total, cifra similar a la media nacional. La nacionalidad marroquí continúa como la más numerosa, con 10.456 empadronados (3,70% del total), seguida por británicos (4.554) y rumanos (1.338). El colectivo argelino, aún pequeño, registra un crecimiento llamativo del 25%.

Algeciras sigue actuando como motor demográfico, con 126.500 habitantes y un incremento de 1.453 personas, impulsado casi en su totalidad por los 1.598 extranjeros que se incorporan al padrón. La Línea suma 433 residentes, San Roque 256 y Los Barrios 47.

En ese contexto, la caída poblacional de Tarifa contrasta con la tendencia general al alza.

Tarifa en el espejo del Campo de Gibraltar

La pérdida de 30 habitantes en Tarifa puede interpretarse como un indicador de varios desafíos estructurales:

Dificultad para retener población española, especialmente jóvenes en edad laboral, debido a la estacionalidad del empleo y el elevado coste de la vivienda.

Menor atracción para residentes extranjeros, cuyos incrementos son modestos en comparación con el resto de municipios.

Competencia residencial con zonas cercanas, donde los precios son más bajos o las comunicaciones más estables.

Mientras municipios de tamaño similar como Jimena (+0,62%) o Castellar (+0,20%) crecen gracias a la llegada de población foránea, Tarifa registra un saldo negativo que la sitúa como excepción en la comarca.

Una comarca que cambia su composición demográfica

La evolución poblacional revela, además, un cambio en la estructura por edades, especialmente visible en los dos principales colectivos extranjeros:

La comunidad marroquí destaca por su juventud: en Algeciras, el 26,3% tiene menos de 15 años y el 42,8% está en plena edad laboral (30-49 años).

La población británica presenta un perfil más envejecido, con un 22,8% mayores de 50 años en La Línea.

Este contraste demográfico anticipa un Campo de Gibraltar cada vez más diverso, pero con municipios que evolucionan a ritmos diferentes.

Tarifa, ante un reto demográfico propio

A la espera de que se publiquen los datos detallados por edad y nacionalidad en Tarifa, el balance general apunta a que el municipio debe afrontar una dinámica poblacional distinta al del resto de la comarca, marcada por:

pérdida de población española, escaso crecimiento extranjero,y una dependencia creciente de sectores estacionales.

En un Campo de Gibraltar que avanza demográficamente impulsado por la inmigración, Tarifa aparece como la única excepción: un municipio que retrocede ligeramente mientras su entorno inmediato crece.

La brecha entre residentes reales y empadronados complica la lectura del retroceso demográfico en Tarifa

Mientras el último Censo Anual de Población confirma que Tarifa es el único municipio del Campo de Gibraltar que pierde habitantes en 2025, distintas voces locales advierten de que las cifras oficiales podrían no reflejar con precisión la realidad cotidiana del municipio. La diferencia entre quienes viven realmente en Tarifa y quienes figuran empadronados vuelve a situarse en el centro del debate demográfico.

El descenso de 30 habitantes —resultado de la pérdida de 78 ciudadanos españoles y la llegada de 48 extranjeros— contrasta con la percepción de muchos vecinos y sectores económicos, que señalan que Tarifa mantiene una elevada ocupación residencial durante buena parte del año. Esta aparente contradicción apunta a una posible desviación significativa entre los datos del padrón y la población efectiva que utiliza los servicios municipales.

Fuentes locales recuerdan que Tarifa es un municipio marcado por la estacionalidad laboral, con miles de trabajadores temporales —especialmente del sector turístico y la hostelería— que residen en la ciudad por meses sin formalizar su empadronamiento. A ello se suma la presencia creciente de nómadas digitales y jóvenes empleados que rotan entre alojamientos, lo que dificulta la inscripción oficial en el padrón.

La presión inmobiliaria, uno de los principales problemas del municipio, también influye. Los elevados precios del alquiler, la proliferación de viviendas destinadas a uso turístico y la escasez de contratos anuales obligan a muchos residentes a vivir en Tarifa de forma intermitente o a fijar su domicilio oficial en otro municipio más económico. Esta situación puede estar dejando a Tarifa con menos empadronados de los que realmente residen o trabajan aquí.

El fenómeno genera impactos directos: una infrafinanciación estructural basada en un padrón que podría estar por debajo de la población atendida, servicios públicos dimensionados para menos habitantes de los que usan ambulatorios, colegios o infraestructuras básicas, y una planificación municipal condicionada por un retrato estadístico incompleto.

La brecha también provoca una sensación de desconcierto entre la ciudadanía. Aunque los datos oficiales apuntan a un ligero retroceso poblacional, la experiencia diaria —especialmente en temporada alta, pero también en meses intermedios— sugiere una Tarifa viva, densamente habitada y sometida a una alta presión urbanística y de movilidad.

Con una comarca que crece impulsada por la inmigración y municipios vecinos al alza, Tarifa se enfrenta al reto de medir con mayor precisión su población real, clave para ajustar su financiación, planificar servicios y comprender su evolución demográfica. La cifra oficial del padrón, por sí sola, ya no basta para explicar la compleja realidad del municipio.

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