Palabras de AMOR en lunes. Por María Eugenia Manzano.

15 de mayo, los idus. Fechas de buenas noticias, según los augurios romanos, anteriores a la luna llena, que hoy traen palabras de AMOR, con la letra de una canción, en estos idus de mayo.
Ayer releí a Stefan Zweig en su Cicerón (Momentos estelares de la humanidad) y volvió a conmoverme el relato, por su precisión histórica, su belleza, lo delicado de cada detalle, y por su actualidad -44 A.C., no está mal-. En tiempos de pre-campaña (o campaña total, qué más da…) me fascinó leer que «a un hombre de espíritu, al pensador, al artista, no le puede suceder nada más ventajoso que el que se le excluya de la vida pública, política, ya que así se le reintegra a su propia órbita, intangible e imperecedera, y a su verdadero ser: ya sólo filósofo y no demagogo, escritor y no maestro de retórica, dueño de su tiempo y no servidor solícito del aplauso del pueblo». Y algo más: «El maestro de la justicia terrena (Cicerón) ha aprendido por fin el amargo secreto del que al fin y al cabo acaba enterándose todo aquel que se dedica a la actividad pública: Que a la larga no se puede defender la libertad de las masas sino únicamente la propia, la libertad interior». Pues poco más que añadir. Bajo el pacto más deshonroso de la historia de Roma, y por el miedo a su libertad de espíritu, Cicerón fue asesinado.
Puede que, tal vez, hoy, algo de aquel gran hombre, el primer humanista de la Historia, nos llegue y se nos descubra, nos toque. En especial a quienes habitan de alguna forma la escena pública.
Yo, por mi parte, hoy también, Declaro el estado de felicidad permanente… y deseo que estés bien.
Que este lunes sea un día bueno.
Namaste.

 

Déclaration
Georges Moustaki

Declaro el estado de felicidad permanente
y el derecho de todos a todos los privilegios.
Digo que sufrir es un sacrilegio
cuando hay rosas y pan blanco para todos.
Contesto contra la legitimidad de las guerras,
la justicia que asesina y la muerte que castiga,
las conciencias que duermen al pie de la cama,
la civilización en brazos de mercenarios.
Veo cómo muere este siglo envejecido.
Un mundo diferente se levantará de sus cenizas
Pero no basta simplemente con esperarlo,
ya lo esperé demasiado.
Lo quiero ahora.
Que la mujer sea hermosa en todas las horas del día,
sin tener que esconderse debajo del maquillaje.
Y que no se vuelva a hablar
sobre el deseo que siento de ella y de hacerle el amor.
Que nuestros hijos sean hombres, no adultos.
Que seamos hermanos, camaradas y cómplices
en lugar de dos generaciones que se insultan.
Que nuestros padres puedan por fin emanciparse
y que se tomen tiempo de acariciar a su mujer.
Después de una vida de sudor y lágrimas,
y entreguerras, que no era la paz.

Declaro el estado de felicidad permanente
sin que sean sólo palabras con música,
sin esperar a que vengan los tiempos mesiánicos,
y sin que sea votado en ningún parlamento.
Digo que desde ahora seremos responsables.
No rendiremos cuentas a nada ni a nadie.
Y transformaremos el azar en destino,
Solos a bordo, sin maestro, sin dios y sin diablo.
Y si quieres venir, cruza la pasarela.
Hay sitio para todos y para cada uno.
Pero nos queda aún camino por delante
para ver brillar una nueva estrella.

Un comentario

  1. Declaremos el estado de felicidad permanente. Y después de las palabras de Cicerón, confiemos en que no todo esta perdido… incluso en la vida pública.

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